Pero al buscar cómo echarle mano, temían al pueblo, porque éste le tenía por profeta.
Jesús le dijo: їQué tienes conmigo, mujer? Aún no ha venido mi hora.
Entonces Jesús les dijo: Mi tiempo aún no ha llegado, mas vuestro tiempo siempre está presto.
Y algunos de ellos querían prenderle; pero ninguno le echó mano. ¡Nunca ha hablado hombre así!