El siguiente día vio Juan a Jesús que venía a él, y dijo: He aquí el Cordero de Dios, que quita el pecado del mundo.
Y yo le vi, y he dado testimonio de que éste es el Hijo de Dios.
Este principio de señales hizo Jesús en Caná de Galilea, y manifestó su gloria; y sus discípulos creyeron en él.
Respondió Juan y dijo: No puede el hombre recibir nada, si no le fuere dado del cielo.
Es necesario que él crezca, pero que yo mengüe.