El que es de Dios, las palabras de Dios oye; por esto no las oís vosotros, porque no sois de Dios.
A éste abre el portero, y las ovejas oyen su voz; y a sus ovejas llama por nombre, y las saca.
Y cuando ha sacado fuera todas las propias, va delante de ellas; y las ovejas le siguen, porque conocen su voz.