Y vendrán muchos pueblos, y dirán: Venid, y subamos al monte de Jehová, a la casa del Dios de Jacob; y nos enseñará sus caminos, y caminaremos por sus sendas. Porque de Sion saldrá la ley, y de Jerusalén la palabra de Jehová.
He aquí mi siervo, yo le sostendré; mi escogido, en quien mi alma tiene contentamiento; he puesto sobre él mi Espíritu; él traerá justicia a las naciones.
No gritará, ni alzará su voz, ni la hará oír en las calles.
No quebrará la caña cascada, ni apagará el pábilo que humeare; por medio de la verdad traerá justicia.
No se cansará ni desmayará, hasta que establezca en la tierra justicia; y las costas esperarán su ley.
Y todos tus hijos serán enseñados por Jehová; y se multiplicará la paz de tus hijos.
Porque habrá día en que clamarán los guardas en el monte de Efraín: Levantaos, y subamos a Sion, a Jehová nuestro Dios.
Y se unirán muchas naciones a Jehová en aquel día, y me serán por pueblo, y moraré en medio de ti; y entonces conocerás que Jehová de los ejércitos me ha enviado a ti.
Acontecerá también en aquel día, que saldrán de Jerusalén aguas vivas, la mitad de ellas hacia el mar oriental, y la otra mitad hacia el mar occidental, en verano y en invierno.
Y Jehová será rey sobre toda la tierra. En aquel día Jehová será uno, y uno su nombre.
Y todos los que sobrevivieren de las naciones que vinieron contra Jerusalén, subirán de año en año para adorar al Rey, a Jehová de los ejércitos, y a celebrar la fiesta de los tabernáculos.
y que se predicase en su nombre el arrepentimiento y el perdón de pecados en todas las naciones, comenzando desde Jerusalén.