También los hijos de Israel tomaron cautivos de sus hermanos doscientos mil, mujeres, muchachos, y muchachas, además de haber tomado de ellos mucho botín, que llevaron a Samaria.
Entonces no sería yo avergonzado, Cuando atendiese a todos tus mandamientos.
Te alabaré con rectitud de corazón Cuando aprendiere tus justos juicios.
Mi heredad fue para mí como león en la selva; contra mí dio su rugido; por tanto, la aborrecí.
Vosotros que aborrecéis lo bueno y amáis lo malo, que les quitáis su piel y su carne de sobre los huesos;
que coméis asimismo la carne de mi pueblo, y les desolláis su piel de sobre ellos, y les quebrantáis los huesos y los rompéis como para el caldero, y como carnes en olla.
Faltó el misericordioso de la tierra, y ninguno hay recto entre los hombres; todos acechan por sangre; cada cual arma red a su hermano.
Para completar la maldad con sus manos, el príncipe demanda, y el juez juzga por recompensa; y el grande habla el antojo de su alma, y lo confirman.