Todo el monte Sinaí humeaba, porque Jehová había descendido sobre él en fuego; y el humo subía como el humo de un horno, y todo el monte se estremecía en gran manera.
Porque todos los dioses de los pueblos son ídolos; Pero Jehová hizo los cielos.
¡Oh, si rompieses los cielos, y descendieras, y a tu presencia se escurriesen los montes,
Cuando, haciendo cosas terribles cuales nunca esperábamos, descendiste, fluyeron los montes delante de ti.