Pero es necesario que el obispo sea irreprensible, marido de una sola mujer, sobrio, prudente, decoroso, hospedador, apto para enseñar;
sin afecto natural, implacables, calumniadores, intemperantes, crueles, aborrecedores de lo bueno,
No os olvidéis de la hospitalidad, porque por ella algunos, sin saberlo, hospedaron ángeles.