Siervos, obedeced a vuestros amos terrenales con temor y temblor, con sencillez de vuestro corazón, como a Cristo;
no sirviendo al ojo, como los que quieren agradar a los hombres, sino como siervos de Cristo, de corazón haciendo la voluntad de Dios;
sirviendo de buena voluntad, como al Señor y no a los hombres,
sabiendo que el bien que cada uno hiciere, ése recibirá del Señor, sea siervo o sea libre.
Exhorta a los siervos a que se sujeten a sus amos, que agraden en todo, que no sean respondones;
no ya como esclavo, sino como más que esclavo, como hermano amado, mayormente para mí, pero cuánto más para ti, tanto en la carne como en el Señor.