y te daré los tesoros escondidos, y los secretos muy guardados, para que sepas que yo soy Jehová, el Dios de Israel, que te pongo nombre.
Verdaderamente tú eres Dios que te encubres, Dios de Israel, que salvas.
Si clamares a la inteligencia, Y a la prudencia dieres tu voz;
Si como a la plata la buscares, Y la escudriñares como a tesoros,
¡Oh profundidad de las riquezas de la sabiduría y de la ciencia de Dios! ¡Cuán insondables son sus juicios, e inescrutables sus caminos!