Y hubo una voz de los cielos, que decía: Este es mi Hijo amado, en quien tengo complacencia.
Habiendo estado con vosotros cada día en el templo, no extendisteis las manos contra mí; mas esta es vuestra hora, y la potestad de la tinieblas.
para alabanza de la gloria de su gracia, con la cual nos hizo aceptos en el Amado,
en los cuales anduvisteis en otro tiempo, siguiendo la corriente de este mundo, conforme al príncipe de la potestad del aire, el espíritu que ahora opera en los hijos de desobediencia,
y despojando a los principados y a las potestades, los exhibió públicamente, triunfando sobre ellos en la cruz.
y librar a todos los que por el temor de la muerte estaban durante toda la vida sujetos a servidumbre.