Y ahora, Señor, їqué esperaré? Mi esperanza está en ti.
Líbrame de todas mis transgresiones; No me pongas por escarnio del insensato.
Enmudecí, no abrí mi boca, Porque tú lo hiciste.
Yendo un poco adelante, se postró sobre su rostro, orando y diciendo: Padre mío, si es posible, pase de mí esta copa; pero no sea como yo quiero, sino como tú.