No toquéis, dijo, a mis ungidos, Ni hagáis mal a mis profetas.
Y los corderos serán apacentados según su costumbre; y extraños devorarán los campos desolados de los ricos.
La gloria de su bosque y de su campo fértil consumirá totalmente, alma y cuerpo, y vendrá a ser como abanderado en derrota.
En aquel tiempo la gloria de Jacob se atenuará, y se enflaquecerá la grosura de su carne.
Oíd esta palabra, vacas de Basán, que estáis en el monte de Samaria, que oprimís a los pobres y quebrantáis a los menesterosos, que decís a vuestros señores: Traed, y beberemos.