Quite de sobre mí su vara, Y su terror no me espante.
Aparta de mí tu mano, Y no me asombre tu terror.
Hoy también hablaré con amargura; Porque es más grave mi llaga que mi gemido.
Pero si alguno me ha causado tristeza, no me la ha causado a mí solo, sino en cierto modo (por no exagerar) a todos vosotros.