Sale como una flor y es cortado, Y huye como la sombra y no permanece.
Tú me has llenado de arrugas; testigo es mi flacura, Que se levanta contra mí para testificar en mi rostro.
Mi rostro está inflamado con el lloro, Y mis párpados entenebrecidos,
Apartaos de mí, todos los hacedores de iniquidad; Porque Jehová ha oído la voz de mi lloro.
Jehová preside en el diluvio, Y se sienta Jehová como rey para siempre.