Mis labios no hablarán iniquidad, Ni mi lengua pronunciará engaño.
Y se dispuso con los impíos su sepultura, mas con los ricos fue en su muerte; aunque nunca hizo maldad, ni hubo engaño en su boca.
Quiero, pues, que los hombres oren en todo lugar, levantando manos santas, sin ira ni contienda.