De todas partes lo asombrarán temores, Y le harán huir desconcertado.
Serán gastadas de hambre sus fuerzas, Y a su lado estará preparado quebrantamiento.
La enfermedad roerá su piel, Y a sus miembros devorará el primogénito de la muerte.
Su confianza será arrancada de su tienda, Y al rey de los espantos será conducido.
En su tienda morará como si no fuese suya; Piedra de azufre será esparcida sobre su morada.
Abajo se secarán sus raíces, Y arriba serán cortadas sus ramas.
Su memoria perecerá de la tierra, Y no tendrá nombre por las calles.
De la luz será lanzado a las tinieblas, Y echado fuera del mundo.
No tendrá hijo ni nieto en su pueblo, Ni quien le suceda en sus moradas.
Sobre su día se espantarán los de occidente, Y pavor caerá sobre los de oriente.
Ciertamente tales son las moradas del impío, Y este será el lugar del que no conoció a Dios.
No salgas al campo, ni andes por el camino; porque espada de enemigo y temor hay por todas partes.
Así ha dicho Jehová Dios de Israel: He aquí yo vuelvo atrás las armas de guerra que están en vuestras manos, con que vosotros peleáis contra el rey de Babilonia; y a los caldeos que están fuera de la muralla y os tienen sitiados, yo los reuniré en medio de esta ciudad.
Pelearé contra vosotros con mano alzada y con brazo fuerte, con furor y enojo e ira grande.
Y heriré a los moradores de esta ciudad, y los hombres y las bestias morirán de pestilencia grande.
Después, dice Jehová, entregaré a Sedequías rey de Judá, a sus criados, al pueblo y a los que queden de la pestilencia, de la espada y del hambre en la ciudad, en mano de Nabucodonosor rey de Babilonia, en mano de sus enemigos y de los que buscan sus vidas, y él los herirá a filo de espada; no los perdonará, ni tendrá compasión de ellos, ni tendrá de ellos misericordia.
Y a este pueblo dirás: Así ha dicho Jehová: He aquí pongo delante de vosotros camino de vida y camino de muerte.
El que quedare en esta ciudad morirá a espada, de hambre o de pestilencia; mas el que saliere y se pasare a los caldeos que os tienen sitiados, vivirá, y su vida le será por despojo.
Porque mi rostro he puesto contra esta ciudad para mal, y no para bien, dice Jehová; en mano del rey de Babilonia será entregada, y la quemará a fuego.
Así ha dicho Jehová de los ejércitos, Dios de Israel, acerca de Acab hijo de Colaías, y acerca de Sedequías hijo de Maasías, que os profetizan falsamente en mi nombre: He aquí los entrego yo en mano de Nabucodonosor rey de Babilonia, y él los matará delante de vuestros ojos.
Y el rey de Babilonia los hirió, y los mató en Ribla en tierra de Hamat. Así Judá fue transportada de su tierra.