No juzguéis, para que no seáis juzgados.
Así también vosotros, cuando veáis todas estas cosas, conoced que está cerca, a las puertas.
Hermanos, no murmuréis los unos de los otros. El que murmura del hermano y juzga a su hermano, murmura de la ley y juzga a la ley; pero si tú juzgas a la ley, no eres hacedor de la ley, sino juez.
Uno solo es el dador de la ley, que puede salvar y perder; pero tú, їquién eres para que juzgues a otro?