Clamaron a ti, y fueron librados; Confiaron en ti, y no fueron avergonzados.
Pero tú, cuando ayunes, unge tu cabeza y lava tu rostro,
mas las prudentes tomaron aceite en sus vasijas, juntamente con sus lámparas.
Pero tienes unas pocas personas en Sardis que no han manchado sus vestiduras; y andarán conmigo en vestiduras blancas, porque son dignas.