Abomino de mi vida; no he de vivir para siempre; Déjame, pues, porque mis días son vanidad.
Estoy encorvado, estoy humillado en gran manera, Ando enlutado todo el día.
Porque mis lomos están llenos de ardor, Y nada hay sano en mi carne.
Y mi espíritu se angustió dentro de mí; Está desolado mi corazón.
Vanidad de vanidades, dijo el Predicador, todo es vanidad.
Porque la creación fue sujetada a vanidad, no por su propia voluntad, sino por causa del que la sujetó en esperanza;
no mirando nosotros las cosas que se ven, sino las que no se ven; pues las cosas que se ven son temporales, pero las que no se ven son eternas.
Porque їqué tiene el hombre de todo su trabajo, y de la fatiga de su corazón, con que se afana debajo del sol?
їQué provecho tiene el que trabaja, de aquello en que se afana?