Vosotras sabéis que con todas mis fuerzas he servido a vuestro padre;
Estos veinte años he estado contigo; tus ovejas y tus cabras nunca abortaron, ni yo comí carnero de tus ovejas.
Nunca te traje lo arrebatado por las fieras: yo pagaba el daño; lo hurtado así de día como de noche, a mí me lo cobrabas.
De día me consumía el calor, y de noche la helada, y el sueño huía de mis ojos.