Anatot con sus ejidos, Almón con sus ejidos; cuatro ciudades.
Pero uno de los hijos de Ahimelec hijo de Ahitob, que se llamaba Abiatar, escapó, y huyó tras David.
Y Abiatar dio aviso a David de cómo Saúl había dado muerte a los sacerdotes de Jehová.
Y dijo David a Abiatar: Yo sabía que estando allí aquel día Doeg el edomita, él lo había de hacer saber a Saúl. Yo he ocasionado la muerte a todas las personas de la casa de tu padre.
Quédate conmigo, no temas; quien buscare mi vida, buscará también la tuya; pues conmigo estarás a salvo.
Y aconteció que cuando Abiatar hijo de Ahimelec huyó siguiendo a David a Keila, descendió con el efod en su mano.
Y he aquí, también iba Sadoc, y con él todos los levitas que llevaban el arca del pacto de Dios; y asentaron el arca del pacto de Dios. Y subió Abiatar después que todo el pueblo hubo acabado de salir de la ciudad.
Pero dijo el rey a Sadoc: Vuelve el arca de Dios a la ciudad. Si yo hallare gracia ante los ojos de Jehová, él hará que vuelva, y me dejará verla y a su tabernáculo.
Y si dijere: No me complazco en ti; aquí estoy, haga de mí lo que bien le pareciere.
Dijo además el rey al sacerdote Sadoc: їNo eres tú el vidente? Vuelve en paz a la ciudad, y con vosotros vuestros dos hijos; Ahimaas tu hijo, y Jonatán hijo de Abiatar.
Mirad, yo me detendré en los vados del desierto, hasta que venga respuesta de vosotros que me dé aviso.
Entonces Sadoc y Abiatar volvieron el arca de Dios a Jerusalén, y se quedaron allá.