Porque no sois vosotros los que habláis, sino el Espíritu de vuestro Padre que habla en vosotros.
En el nombre de nuestro Señor Jesucristo, reunidos vosotros y mi espíritu, con el poder de nuestro Señor Jesucristo,
Y poderoso es Dios para hacer que abunde en vosotros toda gracia, a fin de que, teniendo siempre en todas las cosas todo lo suficiente, abundéis para toda buena obra;
porque las armas de nuestra milicia no son carnales, sino poderosas en Dios para la destrucción de fortalezas,