Que se traiga ahora un poco de agua, y lavad vuestros pies; y recostaos debajo de un árbol,
Y vuelto a la mujer, dijo a Simón: їVes esta mujer? Entré en tu casa, y no me diste agua para mis pies; mas ésta ha regado mis pies con lágrimas, y los ha enjugado con sus cabellos.
Pues si yo, el Señor y el Maestro, he lavado vuestros pies, vosotros también debéis lavaros los pies los unos a los otros.