Y la gente extranjera que se mezcló con ellos tuvo un vivo deseo, y los hijos de Israel también volvieron a llorar y dijeron: ¡Quién nos diera a comer carne!
y ahora nuestra alma se seca; pues nada sino este maná ven nuestros ojos.
No consintió que nadie los agraviase, Y por causa de ellos castigó a los reyes.