Consolaos, consolaos, pueblo mío, dice vuestro Dios.
Hablad al corazón de Jerusalén; decidle a voces que su tiempo es ya cumplido, que su pecado es perdonado; que doble ha recibido de la mano de Jehová por todos sus pecados.
Porque yo sé los pensamientos que tengo acerca de vosotros, dice Jehová, pensamientos de paz, y no de mal, para daros el fin que esperáis.
Volvió el ángel que hablaba conmigo, y me despertó, como un hombre que es despertado de su sueño.