Acuérdate, oh Jehová, de tus piedades y de tus misericordias, Que son perpetuas.
Tendrá misericordia del pobre y del menesteroso, Y salvará la vida de los pobres.
Viendo Pilato que nada adelantaba, sino que se hacía más alboroto, tomó agua y se lavó las manos delante del pueblo, diciendo: Inocente soy yo de la sangre de este justo; allá vosotros.