De la vista de los malos que me oprimen, De mis enemigos que buscan mi vida.
Un río de fuego procedía y salía de delante de él; millares de millares le servían, y millones de millones asistían delante de él; el Juez se sentó, y los libros fueron abiertos.
Delante de su rostro iba mortandad, Y a sus pies salían carbones encendidos.
porque nuestro Dios es fuego consumidor.