Pues que tú eres el Dios de mi fortaleza, їpor qué me has desechado? їPor qué andaré enlutado por la opresión del enemigo?
Oye mi oración, oh Jehová, y escucha mi clamor. No calles ante mis lágrimas; Porque forastero soy para ti, Y advenedizo, como todos mis padres.
Todo el día mis enemigos me pisotean; Porque muchos son los que pelean contra mí con soberbia.
Para que se libren tus amados, Salva con tu diestra, y óyeme.
Y en tu boca he puesto mis palabras, y con la sombra de mi mano te cubrí, extendiendo los cielos y echando los cimientos de la tierra, y diciendo a Sion: Pueblo mío eres tú.
¡Jerusalén, Jerusalén, que matas a los profetas, y apedreas a los que te son enviados! ¡Cuántas veces quise juntar a tus hijos, como la gallina junta sus polluelos debajo de las alas, y no quisiste!