їPor qué te abates, oh alma mía, Y te turbas dentro de mí? Espera en Dios; porque aún he de alabarle, Salvación mía y Dios mío.
Has hecho ver a tu pueblo cosas duras; Nos hiciste beber vino de aturdimiento.
Pon guarda a mi boca, oh Jehová; Guarda la puerta de mis labios.
Mira a mi diestra y observa, pues no hay quien me quiera conocer; No tengo refugio, ni hay quien cuide de mi vida.