Después de estas cosas vino la palabra de Jehová a Abram en visión, diciendo: No temas, Abram; yo soy tu escudo, y tu galardón será sobremanera grande.
Con mi voz clamé a Jehová, Y él me respondió desde su monte santo. Selah
Tú has probado mi corazón, me has visitado de noche; Me has puesto a prueba, y nada inicuo hallaste; He resuelto que mi boca no haga transgresión.
Entonces nos habrían inundado las aguas; Sobre nuestra alma hubiera pasado el torrente;