Mis ojos están gastados de sufrir; Se han envejecido a causa de todos mis angustiadores.
Pero Jesús, volviéndose y mirándola, dijo: Ten ánimo, hija; tu fe te ha salvado. Y la mujer fue salva desde aquella hora.
por lo que ni aun me tuve por digno de venir a ti; pero di la palabra, y mi siervo será sano.