Hazme saber, Jehová, mi fin, Y cuánta sea la medida de mis días; Sepa yo cuán frágil soy.
Venid, aclamemos alegremente a Jehová; Cantemos con júbilo a la roca de nuestra salvación.
Sus relámpagos alumbraron el mundo; La tierra vio y se estremeció.
Cantad a Jehová un nuevo cántico, su alabanza desde el fin de la tierra; los que descendéis al mar, y cuanto hay en él, las costas y los moradores de ellas.
y cantaban un nuevo cántico, diciendo: Digno eres de tomar el libro y de abrir sus sellos; porque tú fuiste inmolado, y con tu sangre nos has redimido para Dios, de todo linaje y lengua y pueblo y nación;
Inclinó los cielos, y descendió; Y había densas tinieblas debajo de sus pies.