porque las armas de nuestra milicia no son carnales, sino poderosas en Dios para la destrucción de fortalezas,
Y tomad el yelmo de la salvación, y la espada del Espíritu, que es la palabra de Dios;
Porque la palabra de Dios es viva y eficaz, y más cortante que toda espada de dos filos; y penetra hasta partir el alma y el espíritu, las coyunturas y los tuétanos, y discierne los pensamientos y las intenciones del corazón.
Tenía en su diestra siete estrellas; de su boca salía una espada aguda de dos filos; y su rostro era como el sol cuando resplandece en su fuerza.