Asimismo por sus designios se revuelven las nubes en derredor, Para hacer sobre la faz del mundo, En la tierra, lo que él les mande.
No seáis como el caballo, o como el mulo, sin entendimiento, Que han de ser sujetados con cabestro y con freno, Porque si no, no se acercan a ti.
Antes murmuraron en sus tiendas, Y no oyeron la voz de Jehová.