Honrad al Hijo, para que no se enoje, y perezcáis en el camino; Pues se inflama de pronto su ira. Bienaventurados todos los que en él confían.
Mis huidas tú has contado; Pon mis lágrimas en tu redoma; їNo están ellas en tu libro?
Mas el que me oyere, habitará confiadamente Y vivirá tranquilo, sin temor del mal.