Por el soplo de Dios se da el hielo, Y las anchas aguas se congelan.
No temerás el terror nocturno, Ni saeta que vuele de día,
Y cantan el cántico de Moisés siervo de Dios, y el cántico del Cordero, diciendo: Grandes y maravillosas son tus obras, Señor Dios Todopoderoso; justos y verdaderos son tus caminos, Rey de los santos.