Mi escudo está en Dios, Que salva a los rectos de corazón.
Si no se arrepiente, él afilará su espada; Armado tiene ya su arco, y lo ha preparado.
Mi pecado te declaré, y no encubrí mi iniquidad. Dije: Confesaré mis transgresiones a Jehová; Y tú perdonaste la maldad de mi pecado. Selah
Amados, ahora somos hijos de Dios, y aún no se ha manifestado lo que hemos de ser; pero sabemos que cuando él se manifieste, seremos semejantes a él, porque le veremos tal como él es.
y verán su rostro, y su nombre estará en sus frentes.