Serás librado de la mujer extraña, De la ajena que halaga con sus palabras,
Porque los labios de la mujer extraña destilan miel, Y su paladar es más blando que el aceite;
Porque abismo profundo es la ramera, Y pozo angosto la extraña.
Y he hallado más amarga que la muerte a la mujer cuyo corazón es lazos y redes, y sus manos ligaduras. El que agrada a Dios escapará de ella; mas el pecador quedará en ella preso.