y dijo Faraón a sus siervos: їAcaso hallaremos a otro hombre como éste, en quien esté el espíritu de Dios?
Los labios justos son el contentamiento de los reyes, Y éstos aman al que habla lo recto.
їQuién es, pues, el siervo fiel y prudente, al cual puso su señor sobre su casa para que les dé el alimento a tiempo?
Bienaventurado aquel siervo al cual, cuando su señor venga, le halle haciendo así.
De cierto os digo que sobre todos sus bienes le pondrá.
Y el siervo de un centurión, a quien éste quería mucho, estaba enfermo y a punto de morir.
Porque los magistrados no están para infundir temor al que hace el bien, sino al malo. їQuieres, pues, no temer la autoridad? Haz lo bueno, y tendrás alabanza de ella;