Él arranca los montes con su furor, Y no saben quién los trastornó;
Él remueve la tierra de su lugar, Y hace temblar sus columnas;
Y todo el ejército de los cielos se disolverá, y se enrollarán los cielos como un libro; y caerá todo su ejército, como se cae la hoja de la parra, y como se cae la de la higuera.
Ciertamente vanidad son los collados, y el bullicio sobre los montes; ciertamente en Jehová nuestro Dios está la salvación de Israel.
Miré a los montes, y he aquí que temblaban, y todos los collados fueron destruidos.
Y toda isla huyó, y los montes no fueron hallados.
Y vi un gran trono blanco y al que estaba sentado en él, de delante del cual huyeron la tierra y el cielo, y ningún lugar se encontró para ellos.