Y he aquí una mujer enferma de flujo de sangre desde hacía doce años, se le acercó por detrás y tocó el borde de su manto;
porque decía dentro de sí: Si tocare solamente su manto, seré salva.
Porque había sanado a muchos; de manera que por tocarle, cuantos tenían plagas caían sobre él.
Y toda la gente procuraba tocarle, porque poder salía de él y sanaba a todos.
se le acercó por detrás y tocó el borde de su manto; y al instante se detuvo el flujo de su sangre.