Velad, pues, porque no sabéis el día ni la hora en que el Hijo del Hombre ha de venir.
orando en todo tiempo con toda oración y súplica en el Espíritu, y velando en ello con toda perseverancia y súplica por todos los santos;
Perseverad en la oración, velando en ella con acción de gracias;
Por tanto, no durmamos como los demás, sino velemos y seamos sobrios.