Y no hallaban nada que pudieran hacerle, porque todo el pueblo estaba suspenso oyéndole.
Y todo el pueblo venía a él por la mañana, para oírle en el templo.
Gran multitud de los judíos supieron entonces que él estaba allí, y vinieron, no solamente por causa de Jesús, sino también para ver a Lázaro, a quien había resucitado de los muertos.