Él descubre las profundidades de las tinieblas, Y saca a luz la sombra de muerte.
Así que, no los temáis; porque nada hay encubierto, que no haya de ser manifestado; ni oculto, que no haya de saberse.
Porque nada hay encubierto, que no haya de descubrirse; ni oculto, que no haya de saberse.
Así que, no juzguéis nada antes de tiempo, hasta que venga el Señor, el cual aclarará también lo oculto de las tinieblas, y manifestará las intenciones de los corazones; y entonces cada uno recibirá su alabanza de Dios.