Velad, pues, porque no sabéis a qué hora ha de venir vuestro Señor.
Bienaventurado aquel siervo al cual, cuando su señor venga, le halle haciendo así.
їQuién de vosotros, teniendo un siervo que ara o apacienta ganado, al volver él del campo, luego le dice: Pasa, siéntate a la mesa?
se levantó de la cena, y se quitó su manto, y tomando una toalla, se la ciñó.