Pero al buscar cómo echarle mano, temían al pueblo, porque éste le tenía por profeta.
Cuando vio esto el fariseo que le había convidado, dijo para sí: Este, si fuera profeta, conocería quién y qué clase de mujer es la que le toca, que es pecadora.
Entonces algunos de la multitud, oyendo estas palabras, decían: Verdaderamente éste es el profeta.
Entonces volvieron a decirle al ciego: їQué dices tú del que te abrió los ojos? Y él dijo: Que es profeta.