Respondiendo él al que le decía esto, dijo: їQuién es mi madre, y quiénes son mis hermanos?
diciendo: ¡Ah! їqué tienes con nosotros, Jesús nazareno? їHas venido para destruirnos? Sé quién eres, el Santo de Dios.
Entonces Jesús les dijo: Mi tiempo aún no ha llegado, mas vuestro tiempo siempre está presto.
Entonces procuraban prenderle; pero ninguno le echó mano, porque aún no había llegado su hora.
Estas palabras habló Jesús en el lugar de las ofrendas, enseñando en el templo; y nadie le prendió, porque aún no había llegado su hora.
Cuando vio Jesús a su madre, y al discípulo a quien él amaba, que estaba presente, dijo a su madre: Mujer, he ahí tu hijo.