Entonces los soldados del gobernador llevaron a Jesús al pretorio, y reunieron alrededor de él a toda la compañía;
y desnudándole, le echaron encima un manto de escarlata,
y pusieron sobre su cabeza una corona tejida de espinas, y una caña en su mano derecha; e hincando la rodilla delante de él, le escarnecían, diciendo: ¡Salve, Rey de los judíos!
Y escupiéndole, tomaban la caña y le golpeaban en la cabeza.
Entonces los soldados le llevaron dentro del atrio, esto es, al pretorio, y convocaron a toda la compañía.
Y le vistieron de púrpura, y poniéndole una corona tejida de espinas,
comenzaron luego a saludarle: ¡Salve, Rey de los judíos!
Y le golpeaban en la cabeza con una caña, y le escupían, y puestos de rodillas le hacían reverencias.
Entonces Herodes con sus soldados le menospreció y escarneció, vistiéndole de una ropa espléndida; y volvió a enviarle a Pilato.