Todo el monte Sinaí humeaba, porque Jehová había descendido sobre él en fuego; y el humo subía como el humo de un horno, y todo el monte se estremecía en gran manera.
Y Moisés escribió este cántico aquel día, y lo enseñó a los hijos de Israel.
Porque todos los dioses de los pueblos son ídolos; Pero Jehová hizo los cielos.
Oyó Sion, y se alegró; Y la hijas de Judá, Oh Jehová, se gozaron por tus juicios.
He aquí que Jehová vacía la tierra y la desnuda, y trastorna su faz, y hace esparcir a sus moradores.
Temblará la tierra como un ebrio, y será removida como una choza; y se agravará sobre ella su pecado, y caerá, y nunca más se levantará.
Miré a los montes, y he aquí que temblaban, y todos los collados fueron destruidos.
Y se derretirán los montes debajo de él, y los valles se hendirán como la cera delante del fuego, como las aguas que corren por un precipicio.
Se levantó, y midió la tierra; Miró, e hizo temblar las gentes; Los montes antiguos fueron desmenuzados, Los collados antiguos se humillaron. Sus caminos son eternos.