Y llamó Jacob el nombre de aquel lugar, Peniel “el rostro de Dios”; porque dijo: Vi a Dios cara a cara, y fue librada mi alma.
Dijo más: No podrás ver mi rostro; porque no me verá hombre, y vivirá.
Porque їqué es el hombre, para que oiga la voz del Dios viviente que habla de en medio del fuego, como nosotros la oímos, y aún viva?
Y el ángel de Jehová no volvió a aparecer a Manoa ni a su mujer. Entonces conoció Manoa que era el ángel de Jehová.
Y dijo Manoa a su mujer: Ciertamente moriremos, porque a Dios hemos visto.